miércoles, 3 de octubre de 2012

Engaño visual II


En el número 187 de Grove Street, en el primer piso, había siempre un hombre en la ventana leyendo el mismo libro y la misma página. Se trataba de La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne. Lo supe porque pude verlo a través del poderoso objetivo de mi cámara. Fui varias veces en una semana y no hubo variación, fotografié la escena  desde todos los puntos de vista posibles. Me parecía un fenómeno extraño, tan extraño que un día me decidí a llamar a su puerta presa de una gran curiosidad. Me abrió un joven muy apuesto en calzoncillos que no se parecía en nada al hombre de la ventana y yo, sorprendida, me puse a tartamudear. Se excusó por el atuendo y me hizo pasar al salón rogándome que me sentara mientras se ponía algo más presentable para la ocasión. Volvió con una botella de Jack Daniel's y dos vasos con hielo y lo fuimos rompiendo entre tragos cortos y una agradable conversación. No me atreví a preguntarle por el hombre de la ventana. Me despedí al anochecer y cuando volví al día siguiente no encontré rastro del lector y lo mismo los días sucesivos. Quienquiera que fuera el misterioso personaje había decidido irse a leer a otro lugar.  

10 comentarios:

  1. Un hombre misterioso, un libro misterioso y un apuesto joven en "gallumbos" más misterioso, si cabe, que el reto de personajes. ¡Menudo cóctel, Lu y encima de whisqui...¿No tendrán nada que ver en la investigación de la extraña muerte de los dos hermanos, creo que fue en el mismo domicilio...¡¡Quiero más...!!

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  2. Tiene razón Amparo, tiene más misterio el hombre en gayumbos. Una historia que da pie para seguirla. enhorabuena Lu.

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  3. Amparo gayumbos creo que es con y.

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    1. Gracias, Fina. Tenía la duda, pero como jamás había escrito "gayumbos"...

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  4. Muy bueno Lu! Desde luego el misterioso lector tiene buen gusto literario.

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  5. Menuda sorpresa el guayabo en gayumbos!!! Eran de marca o de los de algodón con abertura delantera y botoncitos...ja,ja Me gusta mucho Lu.

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  6. Me quedé con la intriga de adónde fue a parar el señor que leía a Hawthorne...

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    1. Wis, este cuento es una continuación del de Malén. El señor de los calzoncillos es el que estaba harto de la fotógrafa y había puesto un cuadro de un antepasado suyo encajado en la ventana. Cuando la conoce, ya no le importa tanto que lo vea y devolverá el cuadro a su lugar original (una pared o un trastero, vaya usted a saber).

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    2. Ahhhhh, gracias!!!! No estaba yo puesta, ufff, qué despiste, jeje.

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