martes, 26 de julio de 2011

Tarde de estío. Octavo acto.

"¿Cómo puede Eufrasio tener una hermana tan preciosa y no habérmelo dicho antes?" Pareces tonto, tío, di algo inteligente o se va a ir....
     Me gustaría que este filtro que es la cortina pudiera retener cualquier estupidez que te dijera. Te conozco desde que eras adolescente, desde que eras una niña, desde que eras un bebé; siempre desde un papel couché sobreimpresionado, con el gesto congelado, con la mirada fija, con la palabra el llanto o la risa interrumpida. Se me hace difícil verte y aún hablarte si no es a través de otro medio que no sea artificial. Disculpa mi osadía por observarte tanto tiempo en silencio pero me creí con el derecho de poder hacerlo. Ahora entenderás por qué tu imagen real tras el velo de la cortina me parece un regalo más que para la vista, para el recuerdo, y más que para el recuerdo, para la memoria. 

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