martes, 19 de julio de 2011

JUSTO AL AMANECER

Mientras la hoja del cuchillo seccionaba la vena carótida su mente bloqueó el dolor para empezar a evocar recuerdos de infancia que creía olvidados. Al escuchar como su sangre salpicaba el barreño de acero galvanizado que la recogía, le pareció que sonaba igual que su bañera cuando caía el agua de la ducha escuchada, envuelto entre las sábanas, en la habitación de al lado. Consiguió abrir apenas los ojos, sin duda por los efectos relajantes de todo el alcohol que había tomado esa misma noche, y clavar su mirada sobre la densa espuma que las burbujas de la sangre formaban sobre la superficie púrpura... Recordó como esa misma vena ahora cercenada que no paraba de manar al ritmo de los latidos del pulso hubo un tiempo en el que lo hizo contra el busto de la mujer que le amamantara; también recordó cómo se le aceleraba cuando le besaba aquella chica de ojos grises y saltones con la que disfrutó del sexo por primera vez; y también, cómo no, se le hinchaba cada vez que su equipo marcaba un gol, o discutía con su mejor amigo de política. Recordó cómo descubrió el instante preciso en el que murió su padre cuando su vena dejó de pulsar tras una serie numérica real infinita y  simple de segundos: dos..tres...cuatro....cinco.....seis.............................................................................................................................Recordó que el seis era su número de la suerte, la terminación con la que siempre le gustó jugar toda la vida a los cupones...
     El primer rayo de luz saltó el horizonte para peinarle los párpados e introducirse de lleno en el centro del iris con una precisión matemática, nanométrica, microquirúrgica. Ni tan siquiera ladeó la cabeza para evitar que el rayo penetrase hasta el nervio óptico y lo cegase; comprendió entonces que nunca más olvidaría ese amanecer. Pensó que en el otro mundo no se perdería la memoria. Bueno, eso estaba a punto de comprobarlo y salir de dudas para siempre. Lo que sí tuvo claro es que nunca más volvería a celebrar una noche de San Juan porque su cuerpo empezaría pronto a deteriorarse hasta pudrirse. Un escalofrío le recorrió por toda la espina dorsal cuando la imagen de su cuerpo desmembrado se le apareció de golpe... ¡Pobre!, no pudo imaginarse que eso era lo mejor que le podría haber pasado, pero no fue así.

3 comentarios:

  1. Qué dolor Eufrasio,tanta precisión de emociones en un momento tan crítico,me ha sobrecogido un poco....ay qué angustia!.

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  2. HAy algo para corregir en "cuando dejó su vena... Sobra un dejó. Creo. Faltan tb un par de , , tras recogía y bañera. Por lo demás perfecto.
    Comando corrector.

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  3. Gracias por las correcciones, Malén.
    Dori, lamento que te haya sobrecogido... sólo un poco. En el próximo me esforzaré más.

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